Lo infraleve

Excesos en la mirada

18 julio 2007

Os dejo con amor como una magnífica rareza

Se veía venir, no? Seguramente vosotros lo estábais viendo, igual yo también lo veía, de lejos. La mujer estaba mirándose en el espejo de frente, veía crecer en su cabeza las ligerísimas patas de la araña y no le daba importancia. La mujer tenía a su lado sus otras caras, miraba de reojo. Sabía sin saber que era esto lo que le esperaba, que a más tardar en esta vida se llevaría a cabo la metamorfosis. Ahora está naciendo. Ahora tiene las patas de la araña por todo el cuerpo, por todo el corazón.
Se veía venir, hay que cerrar este capítulo, lo infraleve ha hecho su labor, poquito a poco, bajo las plantas de sus pies. Ahora tiene el impulso suficiente y salta. Esta mujer salta. Ya ha saltado.

25 junio 2007

Carne viva es lo que tengo

Tengo que advertir que algo va para allá, que abro con ansiedad la grieta del buzón y meto ahí mi pecho y me hago sangre y te envío todo esto, así vaya pudiendo, a fuerza de cosas que se resquebrajan. Quién dijo que fuera fácil aspirar a ser de tal forma. Yo lo que quiero es darlo todo ahora que lo veo claro, ahora, a pesar de los humos, los vapores, el flujo contaminante de haber acumulado cosas en un montón gigante, de tener que trizar los restos e intentar que no se metan esquirlas en los ojos.
En la casa desamueblada que vas a ver muy pronto, me siento en la escalera y me muestro al completo de forma inevitable.
Abro la grieta del buzón, te envío las miradas más turbias y las que viste brillar en aquel punto del fin del mundo. Ahí van las rozaduras, el trayecto más triste del hotel al lugar en el que ya no vivo, te llegará el deseo como un trozo de carne y vida, un grito entero.
Estoy, en serio, estoy, envuelta en circunstancias, pero voy para allá, hasta tu puerta, con el corazón entre los dientes.

30 mayo 2007

Acercamiento precursor de la trashumancia

Como aún hace fresco por las noches y ya he guardado el nórdico tendrás que esforzarte un poco en abrazarme fuerte porque, además, ya te lo digo, en cuanto lo más mínimo florezca yo me escapo. Ya tengo las maletas presoñadas y me están esperando entre las vías todas las páginas de los quinientos libros que acabo de echar por la ventana. Es posible que vuelva tarde, ya me conoces, cuida mientras las cosas que queremos, las que tengan más alma, el resto podrías subastarlas en la puerta de casa.
Pero aún hace fresco, todavía no salgo.
Ven, acurrúcame así, por detrás, trae esa mano que yo me la coloco.

21 mayo 2007

Miedo me das


Experimento como si me tumbase en ese hueco de cielo azul. Estoy entormentada. A punto de mojarme o de quebrarme en dos atravesada por el rayo. Me asomo al hueco azul como el bebé que se abre paso entre las piernas de la madre. Para nacer son necesarios los pujos insensatos del que no sabe bien lo que le espera.

17 mayo 2007

Salud y portentos

Ya os hable de ella pero no sabéis nada, no podéis saberlo, ni imaginarlo. A ti no te importa que el Pepe duerma con nosotras, verdad? A mí qué me va a importar. Yo no sé cómo se puede querer a alguien tan de repente, querer que sea tu hermana, o adoptarla, o casarte con ella, lo que sea. En el fondo me pasa que quisiera llamarme Carmen y sentirme arrojada y tremenda, que quisiera flipar en mandarinas, tener una abuela con dolor de tropicales, que me recomendase cocinar la cebolla hasta que pierda el orgullo, vivir en Triana, tener el pelo rojo y las orejas calientes mientras concluyo con un impecable aparato teórico sobre los hombros, que quisiera enviar esemeses que comiencen así: ... y mi garlochí también te lo doy sin que me lo pidas...
Ayer vino un gitano de Sevilla a traer unos muebles a mi casa, me propuso fugarme en su camión y pensé en ella, que me había llenado de salud y portentos por correo. Si no hubiese tenido los garbanzos en agua, hubiera saltado sin maleta a su cabina. Dice que confía en mí porque le presto el secador de pelo. Éramos Epi y Blas arropadas por el Monstruo de las Galletas.

09 mayo 2007

A isla dos

Esto me pasa cuando me atraganto de vocabulario inservible, cuando no tengo nada que decir que pueda ser dicho.
Esto me pasa cuando se me van las manos escribiendo en el aire, cuando respiro letras transoceánicas y no sé en qué criptograma se han situado, en el fondo de qué entretela.
Pasé por debajo del puente sin intención de grandes arrebatos.
Así es como lo veo.
Un inicio práctico, hasta con algún igual ni siquiera. Un trayecto de esos que me despiertan la savia conversacional. Unos días de avance hacia tiempos de flores en el desierto. Unas noches de me voy pronto y de yo me quedo.
Entonces, un momento de gloria, un par de segundos que se quedan parados, notas de color rojo sobre nuestras cabezas, crepitar, estallido, un respirar unísono de luz, nos absorbemos los excesos y no decimos nada hasta mucho después.
A medida que andamos, ahora sobre el puente que se tiende, se nos van agotando los discursos y buscamos cosas que prometer como pateras o como espérate un poco más antes de irte o como dejar algo pendiente o me rajo la manga con la silla o no como o me pido otro zumo y un café y si tú quieres y tenemos que irnos.
Vale, sin pensarlo, perdiéndonos y, sin querer, casi llegando al mar o a dar la vuelta y que no pase nada más, que podamos quedarnos, perder todos los vuelos, quedarnos para algo. Pese a todo en los cuerpos anudados sólo se nos salen los ojos de las órbitas.
Adiós entonces.
Nos levantamos, esto ya está.
Íbamos a abrazarnos en un abrazo rápido cuando el mundo se fue y nos dejó fuera de todo y fuimos acogidos el uno por el otro y fuimos cosa única y nos balanceamos perdiendo el equilibrio, eclipsándonos, licuados, a isla dos.
Ahora me crujes en el pecho como una castaña asada.

04 mayo 2007

Cuando vibra la plumagamba

No miento cuando digo amor ni cuando escucho poemas que sacuden. No miento cuando te arrastro a la vuelta de la esquina y te llevo hacia adentro. No miento cuando bajo a desayunar al café de la plaza, balbuceando sueños. No miento cuando me subo al escenario y la voz se me intrinca. Desde una mañana a la siguiente llenándome de luces, agitada por los abrazos, las palabras, las propuestas, las sorpresas, los poetas más guapos, las poetas más listas, la risa, las cervezas, los pitillos, el barco, las gambitas, la arena, habitaciones compartidas, los regalos, los libros de colores, las latas, musiquitas, quereres, delicadeza, las noches largas como la calle ancha, las visitas al cielo, el cruce de fronteras, las miradas, los juegos con las letras, el sol alrededor de nuestros ojos, la fusión, lo sublime, la concha que deslizas en mi mano cuando nos despedimos...
 
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