De cuando T. entró donde no debía y yo más
Es posible que estuviera en aquel otro lado y que tus sobrantes noes fueran mucho más evidentes que el resto de las claves rigurosamente balbuceadas. Demostraciones, pruebas, búsquedas y espionaje para absorber cualquier pasión ajena, esnifarla y después despedazarla alentando obsesiones. Me parezco dispuesta a abusar de todo lo que niego, de la palabrería, los sueños más desesperados, tretas ignominiosas y un montón de basura de tintes amorosos.
Las putas casualidades de la vida siempre me dan en la cabeza.
Eres así. Abres la boca y se te sale el corazón por la garganta. Y te desangras.
Y no sé por qué a mí me sale abrazarte y que te quedes callada. Que no digas nada.
Un rato.