Son sabores distintos
A las dos de la noche, en otra escena, no me puedo caer de la cama por mucho que me bazuquees, tampoco me da miedo que se abra la puerta de repente y el viento se nos lleve por delante. Aquí puede pasar de todo porque tu voz me cuece a chispazos y tengo el cuerpo abierto a las sonrisas. Según me despertabas no podía acordarme de qué estaba soñando. Te digo luego que me dejes volver a la vida real. Ah, que la vida era esto. Te sabía la piel a recién horneada.
Un cuerpo abierto a sonrisas, una vida que sabe a piel recién horneada...Uhmmmm. Delicioso...
Qué haríamos sin los sentidos y nuestra observación e "hipersconsciencia", como dice Uno...
Un besazo