Aprendiendo a mirar con otros sentidos
para chocar los dientes
oler las palmas de sus manos
enredar mi voz donde nace su pelo
dejar mi lengua allí pegada
compartida como una mujer extensa
no está tan cerca no está tampoco lo suficientemente lejos
oigo un pulso hidratado
amenaza como una ola de sangre
soy infinitamente torpe en esta imprecisión
cuando le miro
se van arrinconando los sentidos en un único vértice
¿Ese vértice donde anida el deseo?
Anda, llévame.