09 febrero 2007
Los tacones avanzan por el suelo radiante de frío. Siempre me obligan a mirar en los puestos más raros y ver lo más hermoso. La farola se inclina como si pretendiera descansar, hacen chispas los cables asomando por su boca entreabierta porque ella lo que quiere es comerse la calle. Se presentan calambres, días de amigos que pasan por el centro con sus carpetas llenas de objetos encantados. Como me envidia el hombre del Mediterráneo: ¡qué suerte tienes tú, que vives donde todo confluye! Esta noche la ciudad será un libro que se lee con los pies y mañana se llenará de tripulantes la casa de los jacintos. El lunes por la noche el viento del sur caldeará libertad si quedara algún resquicio frío, que lo dudo, que tengo ganas de enseñar el ombligo como si fuera el de otra.
Foto de Daniel Rodríguez, que casi nunca lee best sellers y reordena los folios en blanco de su librito de memorias.
7 Comments:
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At 4:26 p. m., Edu Solano Lumbreras said…
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At 4:32 p. m., Misántropo said…
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At 1:34 a. m., libertad said…
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At 5:06 p. m., said…
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At 11:53 p. m., Dulcinea said…
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At 12:44 p. m., coco said…
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At 11:30 a. m., Sebastian Lineros said…
Y yo sin planes saldré a la calle con los ojos atentos, por si me cruzo con tu ombligo.
En otra.