Engañando al hambre
Es fácil para mí pensar que tengo todo.
Pensarlo cuando abro la nevera, cuando abro la cama, cuando abro la maleta, cuando abro la puerta de mi casa, cuando cierro el corazón a tu ausencia.
Si me acuerdo de ti
hay un frasco vacío en el armario
con un olor lejano, como a humo.
Tal vez lo suyo sería pensar un poquito menos. Pero cómo te comprendo...
Besos brumosos.