13 septiembre 2006
Es la distancia la que me procura una visión distinta. Todo el día recorriendo fascículos de mínimo interés y máximo afán de manipulación. Mi hija compra una docena de huevos para lanzar, cada día es más bruta, pero al final sólo se atreve a echar miradas torvas a lo que no se cree. Dice que es radical en esas cosas y que se pasa por su bolso de rayas la moderación. Hago el papel de madre para tranquilizarla pero en el fondo sé que no le falta razón. Yo también me voy desencantando y pronunciando frases que negué mucho antes de que cantara el gallo. Pero les veo ahí, diciendo lo que conviene a cada rato, a cada silla, plagaditos de errores gramaticales, carentes de decencia, contraponiendo excusas como si sólo escuchasen los más necios, es probable, léase la apatía en cada cara, o más, la complacencia. Es la distancia la que me procura esta visión amarga, mastico caramelos para ver si se cura la fatiga de escribir todo esto sin creer ni una letra. Menos mal que llovió y el agua me trepó por las piernas de la falda, al mismo tiempo que la cara de un niño con un lunar en la punta de la nariz. Digo que menos mal porque así me emborrono y no se espesa tanto lo que queda de bueno. Hay ratas por las calles porque está casi todo levantado y no debe de quedar mucho sitio ahí debajo.
5 Comments:
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At 3:26 p. m., Pow said…
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At 5:43 p. m., said…
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At 6:53 a. m., ybris said…
Fecunda distancia la que te procura tan certera -que no amarga- visión.
Conozco bien esa radicalidad de la no moderación que se agota en miradas torvas a lo que no se cree.
Quizás tu te vayas desencantando pero se ve que sí crees en lo que escribes tal como lo escribes.
Porque siempre te llegarán lluvias, lunares y borrones que fluidificaran lo (muchísimo) que te queda de bueno.
Que -bien se ve- es lo mejor de lo mejor.
Besos. -
At 12:38 p. m., said…
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At 3:48 p. m., libertad said…
Escribir sin creer. ¿En la existencia de la distancia? ¿En los detalles de la visión?
Por cierto, a mí, a pesar de tu empeño en chipiarte para emborronarlo todo, eso de las ratas me ha encantado. Con su cucharadita de sarcasmo, un par de vueltas de ironía y servido en conclusión yuxtapuesta. ¡Perfecto! :)