29 noviembre 2006
Saco la cabeza por la ventanilla de la furgoneta, como hacía cuando era pequeña, cuando las cosas incorrectas estaban permitidas. Ha terminado de llover y el aire me azota la cara con los restos aromáticos de las plantas mojadas. Dentro de la furgoneta pasan cosas pero se quedan lejos (tus ojos son de colibrí, ay cómo me aleteeeeeeyan, ay cómo me aleteeeeeeyan..., tus ojos son de colibrí). El sol se queda atrás, como una brasa, como un escozor. La carretera se vacía y las luciérnagas se encienden, picotean de luz las copas de los árboles y el centro de mis ojos, chispitas pálidas y brillantes señalando el camino. La noche se hace grande y hermosa, las casitas pequeñas y oscuras van prendiendo reducidas hogueras, se iluminan las caras de la gente, les estrecho desde la oscuridad y todos somos uno (cómo me sulibeeeeeeyan, cómo me sulibeeeeeeeyan...). Shhhhhhh, que nada nos despierte.
8 Comments:
-
At 12:50 p. m., mOe:) said…
-
At 5:04 p. m., coco said…
-
At 7:38 p. m., Pow said…
-
At 4:28 a. m., ybris said…
-
At 2:24 p. m., Edu Solano Lumbreras said…
-
At 6:45 p. m., said…
-
At 11:54 p. m., Ana Durá Gómez said…
-
At 1:10 a. m., Pablo.- said…
Sulibeyaooooos nos tienes...¿serán tus perjúmenes, mujer?? :)